Son las doce, parece que no llueve, tic, tac, tic, y Poldy zigzague por O'Connell para enfrentarse a Myles Crawford, Eolo enfurecido, hombre de retóricas escatólogicas, que zarandea también a Stephen, quien inventa la parábola de las ciruelas, cuidado que llueven semillas de ciruelo desde la columna de Nelson. A todas nos encantaría que las semillas les diera en los parietales a los parásitos de retóricas putrefactas.
Stephen ha dejado la carta de la glosopeda de su empleador Deasy en el Telegraph y levanta la sesión para irse a Mooney's con el señor de las reales posaderas, el profesor y Lenehans.
Stephen ha dejado la carta de la glosopeda de su empleador Deasy en el Telegraph y levanta la sesión para irse a Mooney's con el señor de las reales posaderas, el profesor y Lenehans.
Keyes y fiebre aftosa se miran, él observa, sí Poldy, botas nuevas, el "padre" y el "hijo" no se dirigen la palabra todavía. El espíritu de la creación difumina las casi sesenta interrupciones.
Mal andaban los asuntos políticos en Irlanda, Moises, Parnell, Cristo. Y Poldy que no puede o no quiere gobernar Eccles.
Exordium, narratio, divisio, confirmatio, refutatio...conclusio. Ay! el discurso de Taylor
El viento sur nos empujará a Carlisle Bridge, los lestrigones nos esperan, gigantes antropófagos, qué miedo.
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