sábado, 29 de noviembre de 2014

Ulises, Episodio III, Proteo. Son las 11 de la mañana en Sandymount Strand.




   INELUCTABLE modalidad de lo visible: al menos eso, si no más, pensado con los ojos. Marcas de todas las cosas estoy aquí para leer, huevas y fucos marinos, la marea que se acerca, esa bota herrumbrosa. Verdemoco, platiazulado, herrumbre: signos coloreados. Límites de lo diáfano. Pero añade el: en los cuerpos. Entonces, se daba cuenta de ellos, de los cuerpos, antes que de ellos coloreados. ¿Cómo? Dándose coscorrones contra ellos, seguro. Tranquilo. Calvo era y millonario, maestro di color che sanno. Límite de lo diáfano en. ¿Por qué en? Diáfano, adiáfano. Si puedes meter los cinco dedos a través de ella, es una puerta. Cierra los ojos y ve.

Nos enfrentamos de nuevo al flujo de la conciencia de Stephen, quien piensa en la teoría de la percepción de Aristóteles. Para Aristóteles, la ineluctable modalidad de lo visible es el color.
Las marcas de todas las cosas, The Signatures of All Things, del místico alemán Jacob Boehme, nos dan la mano y nos perdemos. No importa, Escuchemos el sonido de las palabras sin entenderlas, escuchemos los ecos en la bóveda de nuestra alma. Estamos aquí, en el límete de lo diafano, para ver los colores y la descripción física de Arístoteles. Maestro di color che sanno, es llamado por Dante Aligheri, en el Infierno. Maestro entre los que saben.
¿Adiáfano? Opaco. 

El viento y la lluvia azotan los ocres y dorados y las ramas desnudas asustan a las palomas, qué buena tarde para meterse en lios.

Feliz fin de semana.


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